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Louis Braille, Coupvray-Panteón de Hombres Ilustres de París

Louis Braille, Coupvray-Panteón de Hombres Ilustres de París César Puente. Muy Sr. Mío: 

      Soy un español, que vive doscientos años después de que usted hubiera nacido. Soy, dicen en su piso, de donde empieza África, o del vecino enemigo, que casi nunca los vecinos son amigos. Pero hay otras cosas que me unen a usted. Seguir leyendo: Louis Braille, Coupvray-Panteón de Hombres Ilustres de París

La escritura de seis puntos y su futuro: resoluciones, enero 2009

Conmemoración del Bicentenario del nacimiento de Luis Braille

 

4 a 8 de enero de 2009

 

Bajo el alto patronato del Presidente de la República Francesa

 

Con apoyo de la UNESCO

 

De la Unión mundial de Ciegos (UMC)

 

Del Comité Internacional para la Conmemoración del Bicentenario del Nacimiento de Luis Braille (CINAL)

 

Del Comité Nacional para la Promoción Social de las Personas Ciegas y con Baja Visión (CNMPSAA)

 

De la Asociación «Les Auxiliaires des Aveugles»

 

En cooperación con la Comisión Nacional Francesa de la UNESCO

 

-Resoluciones-

 

Los participantes procedentes de 46 países y 5 continentes en el coloquio «Braille – 1809-2009 – la escritura de seis puntos y su futuro», celebrado en París del 5 al 7 de enero de 2009 para conmemorar el nacimiento de Luis Braille hace 200 años, adoptan las resoluciones siguientes:

 

1. Instar a la Unión Mundial de Ciegos (UMC) y al Consejo Internacional para la Educación de las Personas con Discapacidad Visual (ICEVI) a que promuevan la enseñanza del Braille lo más precozmente posible a los niños ciegos y a los adultos en consonancia con las necesidades de cada uno;

 

2. Instar a la UMC a que restaure el Consejo mundial del Braille con la finalidad de unificar todos los elementos del Braille y los diversos códigos del mismo en la medida que ello sea conveniente y factible;

 

3. Instar a la UMC a que fomente la preparación de una tercera edición de la obra «El Braille en el mundo» en una entidad que disponga de los recursos humanos y materiales adecuados para la realización de esta tarea;

 

4. Instar a la UNESCO a que, en colaboración con la UMC, convoque una conferencia internacional para contribuir a la unificación del Braille;

 

5. Instar a la UMC a que promueva la utilización del Braille en los entornos públicos y en la señalización de productos de consumo;

 

6. Felicitar y agradecer a la Association Valentín Haüy (AVH) y al Institut National de Jeunes Aveugles (INJA), en cooperación con la UMC y con otras entidades colaboradoras en Francia por la muy satisfactoria organización del coloquio internacional y de numerosos actos festivos para conmemorar el nacimiento hace 200 años de Luis Braille, nuestro máximo benefactor. Expresamos asimismo nuestra gratitud a la UNESCO por su gesto generoso al poner gratuitamente a nuestra disposición un entorno físico de reuniones excelente;

 

7. Expresar nuestra decepción y disgusto profundos por el hecho de que el gobierno francés no estuviese representado en este coloquio destinado a honrar a uno de los hijos más prestigiosos de Francia y manifestar la esperanza de que sí acuda con una representación de máximo nivel a la segunda conferencia celebrativa que tendrá lugar en Coupvray en junio de 2009. Esta resolución cuenta con el apoyo unánime de los cuatro presidentes de la UMC presentes en París en esta ocasión, tres ex presidentes y el presidente actual; y

 

8. Decidir que se incluya en las actas del coloquio la invocación siguiente:

 

Querido Luis,

 

Tus hermanos y hermanas de todo el mundo, reunidos en París para conmemorar tu nacimiento en Coupvray hace doscientos años nos dirigimos a ti sin límites de tiempo para rendirte un sentido homenaje por el ejemplo permanente de tu vida y obra y te manifestamos humildemente nuestra gratitud por el don que nos has legado con tu código de seis puntos, que constituye ahora para nosotros la clave universal al conocimiento y a la independencia.

 

 

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La Magia del Braille en todo el mundo

 

 

Conmemoración del Bicentenario

del Nacimiento de Luis Braille

 

 

 

Braille 1809-2009 – la escritura de seis puntos y su futuro

 

5 a 7 de enero de 2009

 

Sede de la UNESCO en París

 

La Magia del Braille en todo el Mundo

 

Pedro A. Zurita

 

Ex secretario general de la Unión Mundial de Ciegos

 

La universalidad del Braille

 

Me siento sumamente feliz por tener la oportunidad hoy de unir mi voz al coro de alabanzas y alegría formado por ciegos de todo el mundo que disfrutan a diario la libertad de servirse del código Braille de lectoescritura en relieve.

 

¡Muchísimas gracias, Luis! puedes estar muy orgulloso de que tu sistema, que presentaste al mundo en 1825, se haya convertido verdaderamente en universal, aun a pesar de los obstáculos que sin ninguna objetividad se interponen en su camino.

 

Mientras tú estabas aún con nosotros tu sistema mereció una acogida bastante favorable, pero fue sobre todo a partir de finales del siglo XIX cuando tu código, que según tu apellido en muchas lenguas llamamos Braille, fue conquistando, primero poco a poco, pero pronto con zancadas de gigante los idiomas de todos los rincones del mundo, incluidas aquellas lenguas en cuya escritura no se utiliza un alfabeto. En la lengua china, por ejemplo, el código Braille se ha elaborado sobre la base de una transliteración fonética que se emplea para reproducir las palabras chinas, fundamentalmente nombres de personas y de ciudades, con el alfabeto inglés.

 

Sé que hace poco Sabriye Tenberken ha creado un código Braille para el tibetano; que en fecha bastante reciente se han elaborado y aplicado alfabetos Braille para la lengua principal de Bután, para lenguas africanas, entre ellas, algunas utilizadas oficialmente en Suráfrica y para los idiomas nacionales de Ruanda y Burundi. En América Latina se adaptó el Braille para el guaraní, lengua nacional de Paraguay.

 

El Braille – víctima inocente

 

Puedo intuir, Luis, qué causas subyacen a la injusticia que supone el que con cierta frecuencia tu código táctil corra la suerte de ser una víctima inocente. No hay ninguna duda de que su utilización entusiasma en todo el mundo a quienes lo conocen y en los últimos años varias entidades recomiendan su empleo público. En la Unión Europea, por ejemplo, se han adoptado directivas que hacen obligatoria la puesta de inscripciones en Braille en los ascensores y en los medicamentos. Sin embargo, hay materia suficiente para que un psicólogo perspicaz analice el significado de los motivos irracionales latentes en las afirmaciones de la no conveniencia del uso de tu Braille o que este sistema carece sencillamente de elegancia y estética. Por desgracia, a menudo avances tecnológicos en el acceso a la información se presentan como medios, incluso esperanzas, de suplantarlo.

 

Hemos de añadir a esto la tentación casi manifiesta de clasificar el valor intrínseco de las personas en base a su capacidad visual. El que ve bien es mejor que el que ve mal, y el que ve algo, por poco que sea, es superior al que no ve nada. Es indudable que yo valoro muy positivamente el que ahora, gracias a nuevos enfoques de los instrumentos de diagnóstico oftalmológico, a la prescripción optométrica y a la rehabilitación visual, se fomente el empleo positivo de los restos visuales, lo cual constituye un progreso muy satisfactorio para las personas con disminuciones visuales graves. No obstante, sin despreciar el valor de ningún tipo de resto visual por muy pequeño que sea, la elección del código principal de lectoescritura de un niño debe efectuarse atendiendo fundamentalmente a su posible facilidad de manejo de la lectoescritura. Hay niños pequeños afectados por una disminución visual muy grave que tienen que aprender el Braille.

 

No olvidemos, por otra parte, que la personalidad de un individuo está constituida por una panoplia grande de factores. En esa constelación de características, la capacidad visual es tan sólo un elemento y su naturaleza no la elegimos libremente.

 

El Braille y las nuevas tecnologías

 

Las nuevas tecnologías han ampliado sensiblemente los horizontes vitales de las personas ciegas o con baja visión. Merced a los progresos de la informática, en especial de Internet, los límites de acceso a la información exhiben ya restricciones notablemente inferiores. Tenemos motivos para mirar al futuro con optimismo.

 

Es incuestionable que se han dado pasos de gigante en el dominio de la transcripción automática de ficheros informatizados al Braille en papel. Hace poco he empezado a servirme de las técnicas, a un tiempo maravillosas y sencillas de impresión Braille que permite ahora un programa de tratamiento de textos, el Biblos, concebido y desarrollado por un ciego italiano, Giuseppe di Grande. Efectivamente, el Biblos contempla muy bien las necesidades específicas de los usuarios ciegos y desde hace unos meses incluye la posibilidad de producir Braille en papel. Se puede configurar al efecto una impresora Braille con igual facilidad que una impresora en tinta. Naturalmente, es necesario meter en el programa las tablas Braille. Gracias a las variantes de Unicode es posible aplicar Biblos a cualquier idioma.

 

Es lamentable que con frecuencia se diga que las nuevas tecnologías excluyen al Braille, que sería una realidad superada. Debemos afirmar sin ambages que estas tecnologías desarrollan las posibilidades del Braille y hacen posible que su producción en papel resulte mucho más rápida y relativamente poco costosa.

 

Los usuarios ciegos de ordenador pueden obtener un beneficio grande mediante la combinación inteligente de la síntesis vocal y el Braille sin papel. No hay que negar que el precio de las líneas Braille no es precisamente bajo, pero ya laboratorios de investigación japoneses y alemanes están trabajando en sistemas de presentación del Braille sin papel con películas muy finas que serán a la larga más baratas y posibilitarán su implantación con requerimientos de espacio reducidos. Podemos imaginar teléfonos móviles con líneas Braille. Estas tecnologías tienen la posibilidad de ser mucho menos costosas, pero existe una idea en Japón que es susceptible de tener un impacto muy significativo en el precio de los módulos Braille. Han pensado allí dotar de líneas Braille a las máquinas dispensadoras de billetes en los transportes públicos y a los módulos de información pública. Es preciso decir que en Japón cuando las autoridades correspondientes deciden que una medida de accesibilidad es útil se implanta en todas partes. No se limitan a ponerlas en determinados lugares simbólicos. La traducción a la práctica de un proyecto de estas características haría imperativa la producción de módulos Braille en cantidades masivas y de esa forma se harían viables ciertas investigaciones ahora costosísimas. El ejemplo japonés provocaría el impulso a imitarlos en otros países. El mercado correspondiente adquiriría entonces una envergadura cuantitativa grande.

 

Es preciso inculcar bien a todos los profesionales que el Braille continúa siendo un instrumento valiosísimo de libertad y de acceso al conocimiento. Las nuevas tecnologías y el Braille deben formar una pareja armoniosa.

 

El Consejo Mundial del Braille

 

Dejé mi puesto de secretario general de la Unión mundial de Ciegos con la enorme satisfacción de que la última asamblea general a la que yo asistí ocupando un puesto importante en Melbourne (Australia) en noviembre de 2000 aprobó por unanimidad el establecimiento de un consejo mundial del Braille. Sin embargo, lamento mucho que ese proyecto aún no se haya convertido en una realidad tangible.

 

En todas partes, debido al uso de la informática y a otros factores, se ha sentido la necesidad imperiosa de aplicar reformas de los códigos Braille. Se han multiplicado las consultas y acuerdos en el seno de diversas áreas lingüísticas: los países de lengua francesa, inglesa, española y portuguesa, árabe y china. Sin embargo, se ha notado la ausencia de un punto de referencia translingüístico, el cual serviría para lograr una uniformidad razonable, por ejemplo, en el uso de ciertos signos de puntuación. Ahora el signo arroba, indispensable en las direcciones de correo electrónico se transcribe en Braille con signos distintos en muchas lenguas. Signos de puntuación tan comunes como el paréntesis tienen ahora representaciones distintas en lenguas tan próximas como el inglés, el francés y el español. La tarea de uniformización dista de ser sencilla, pero en nuestro campo debe ser un objetivo prioritario. Precisamos contar con un grupo técnico que actúe como fuente de información y autoridad universal. Hay que aspirar a que esfuerzos como los que llevó a cabo el Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos al final de los setenta y principios de los ochenta del siglo XX para la unificación de las signografías de la matemática y las Ciencias se vean coronados con la consecución de un código realmente universal unificado y no culminen con la creación de un código nuevo que se añade a los ya existentes.

 

Yo espero que los expertos reunidos en parís en enero de 2009 reclamen con contundencia el funcionamiento real y efectivo de este Consejo.

 

A principios de los 50 del siglo XX, la UNESCO tuvo un Consejo Mundial del Braille, que, entre otras cosas, publicó una obra (En inglés, francés y español) muy notable, «El Braille en el mundo», en la que figuran los códigos Braille de muchas lenguas y se señalan los principios básicos que han de respetar todos los códigos. En 1990, la UNESCO sacó a la luz una segunda edición de este libro, que contiene muchos errores. Algunas personas hubiesen deseado que este congreso de París en 2009 viese una nueva edición de esta obra. La tarea de reedición no es sencilla, mas valdría la pena hacer un esfuerzo de cooperación y sabiduría para poder disponer de ella.

 

Conclusión

 

He intentado siempre desplegar hacia el Braille una actitud entusiasta, pero sin caer para nada en un fanatismo irredento. Pienso que el contenido del párrafo final de la carta abierta que dirigí a Luis Braille en marzo de 1996 en un Foro mundial de Alfabetización organizado por la Unión Mundial de Ciegos en Montevideo (Uruguay) sigue teniendo actualidad y puede servir para poner un broche de oro a mi comunicación hoy:

 

«Te prometo solemnemente serte fiel, aunque sé que, al fin y al cabo, sea por el camino que fuere, en una u otra forma, si alguien algún día encuentra algo que supere el sistema que tú propusiste al mundo en 1825, tú, yo y todos nosotros nos alegraremos sobremanera.»

 

 

 

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Una voz universal

 

Prólogo de UNA VOZ UNIVERSAL, publicado por:

Unión Mundial de Ciegos

 

A través de esta publicación, los hombres y mujeres de la Unión Mundial de Ciegos (UMC), interlocutor reconocido de la voz de todas las personas ciegas y deficientes visuales a nivel internacional, queremos darnos a conocer y acercar un poco más la realidad que representamos.

Desde el nacimiento del genial inventor del sistema de lecto-escritura braille hace ahora dos siglos, las personas ciegas hemos alcanzado a través de la alfabetización una mayor conciencia de nuestras posibilidades y hemos venido reivindicando nuestro espacio en la sociedad en igualdad de condiciones y con todas las oportunidades que como ciudadanos de pleno derecho nos son propias.

 

Son muchos los retos y las dificultades, y largo el camino para poder cumplirlos. Por todo ello, es importante no caminarlo solos. Desde aquí queremos recorrerlo contigo a través de los tres diferentes capítulos de que consta esta edición que ha sido publicada para la UMC con el patrocinio de la ONCE, Organización Nacional de Ciegos Españoles.

 

En las próximas páginas, podréis conocer mejor qué es la Unión Mundial de Ciegos y cuál es nuestra misión, nuestros principios, logros y objetivos, así como nuestra estructura a nivel mundial. Recorreremos también, de la mano de Louis Braille en homenaje a su persona y su obra, en el marco del 200 aniversario de su nacimiento, la creación del sistema braille y cómo ha transformado la vida de tantas personas con problemas de visión dando la luz que necesitaban para poder acceder a la lectura, y a través de esta, a su formación, educación e información de forma autónoma.

 

En el tercer y último capítulo miraremos al futuro con optimismo describiendo lo que supone para nosotros la aprobación por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas de su primera Convención sobre derechos humanos del siglo XXI: «La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad».

Desde su aprobación, son muchos los países que ya la han ratificado, lo que ha permitido que alcance en tiempo récord el estatus de tratado vinculante.

 

Pero para poder seguir avanzando en la defensa de los intereses y derechos de las personas con discapacidad en general y ciegas y con baja visión en particular, necesitamos del apoyo de los gobiernos y las administraciones públicas y privadas, de las empresas con espíritu solidario, de las instituciones sociales y organizaciones no gubernamentales y de la ciudadanía en general, para que entre todos podamos seguir reivindicando y defendiendo las medidas económicas y legislativas necesarias que nos ayuden en nuestro largo camino y nuestro lema; para seguir «cambiando el significado de ser ciego».

 

Braille cumple dos siglos

Louis Braille, de cuyo nacimiento se cumplen ahora dos siglos, no tuvo la satisfacción de asistir en vida al éxito inequívoco de su sencillo y genial invento, que revolucionó la vida de las personas ciegas al abrirles las puertas del conocimiento y la cultura, campos que hasta entonces les estaban vedados.

 

Los comienzos no fueron, sin embargo, fáciles. Braille completó su método en 1824, cuando apenas contaba 15 años de edad, y murió dos años antes de que en Francia se adoptara oficialmente, en 1854. Durante décadas el sistema se enfrentó a las actitudes de rechazo tanto de los profesores del Instituto de Jóvenes Ciegos de París, donde el propio Braille estudió y enseñó, como de las personas con vista, e incluso atravesó periodos en los que llegó a estar prohibido. Hubo que esperar a 1878 para que un congreso internacional celebrado en París otorgara al braille el reconocimiento e impulso necesarios para su progresiva implantación internacional. Desde entonces, la formación, desarrollo y autonomía de los ciegos ha dependido en gran medida de este sistema de lecto-escritura universal que, casi dos siglos después de su creación, se aplica prácticamente a todos los idiomas del mundo.

 

Aunque en los últimos años no han faltado las voces que han anunciado a bombo y platillo la sustitución del braille por innovaciones tecnológicas, aún no ha surgido la alternativa que lo reemplace completamente. Y, más aún, se multiplican los indicios de su buena salud con su creciente aplicación en objetos de uso cotidiano con el objetivo de facilitar la autonomía de las personas ciegas en su vida diaria, terreno en el que el braille es todavía difícilmente sustituible. Sirvan como ejemplo las firmas de cosmética, de alimentación o las distribuidoras de vinos que ofrecen sus productos con etiquetas en braille, o la directiva de la Unión Europea que hace obligatorias las inscripciones en braille en los nuevos ascensores, o el hecho de que desde octubre de 2005 sea también obligatorio en la UE el etiquetado en braille de los medicamentos.

 

Otras iniciativas tienen que ver con los derechos ciudadanos. Así, en países como Francia, Alemania, España, India, México, Colombia o Costa Rica se está aplicando el braille en diferentes fórmulas pensadas para que las personas ciegas puedan ejercer de forma autónoma su voto en las consultas electorales.

 

La lógica de un alfabeto

 

La arquitectura del braille, sumamente sencilla y lógica, se basa en la presencia o ausencia de puntos en un signo, que se conoce como «signo generador», compuesto por dos columnas paralelas de tres puntos verticales cada una. Las distintas combinaciones de puntos a partir de esa matriz de seis permiten la obtención de 63 signos diferentes que representan todas las letras del alfabeto.

 

Louis Braille se basó en la denominada «escritura nocturna» ideada por el capitán de artillería Charles Barbier para que los militares pudiesen mandarse mensajes en la oscuridad. Tenía poco más de 10 años cuando conoció ese código táctil y, tras estudiarlo, llegó a la genial conclusión de que las dos columnas de seis puntos cada una propuestas por Barbier debían reducirse a dos de tres, un tamaño que se adaptaba perfectamente a la percepción de la yema del dedo. También comprobó que la percepción táctil era significativamente más sensible al punto que al trazo lineal en que se basaba el código creado unos años antes por Valentin Haüy. Este sistema, que representaba en trazos lineales las letras del alfabeto visual, fue el que aprendió Braille al ingresar en el Instituto de Jóvenes Ciegos de París, fundado por el propio Haüy en 1784.

 

Con esos conocimientos previos, Louis Braille concibió un código muy lógico: las diez primeras letras consisten en combinaciones que emplean únicamente los cuatro puntos de las dos filas superiores del signo generador; las diez siguientes son las mismas con la adición del punto inferior de la columna de la izquierda; las diez siguientes se forman añadiendo los dos puntos de la fila inferior; a continuación se incorpora únicamente el punto inferior de la columna de la derecha, etc. Los signos de puntuación se representan con combinaciones de puntos en los que se utilizan únicamente las dos filas inferiores del signo generador.

 

La invención del alfabeto no detuvo a Louis Braille, a quien además corresponde el mérito de haberlo adaptado a las matemáticas, creando un inteligente sistema de abreviaturas, y a la música, para la que desarrolló un sistema de escritura vertical que se sigue utilizando en nuestros días.

 

El braille y las nuevas tecnologías

 

Faltan datos sobre el número de usuarios de braille, así como estudios que establezcan la relación entre el conocimiento de este sistema de lecto-escritura y los niveles de formación académica. Sin embargo, de la información y las proyecciones disponibles es posible deducir que su empleo es minoritario. Las causas son variadas, entre ellas la dificultades para aprender este método de lecto-escritura a edades avanzadas o el elevado coste de producción de recursos en braille. A ellas se ha sumado en las últimas décadas el desarrollo de nuevas tecnologías basadas en la síntesis de voz, que va en detrimento del uso del braille de manera notable, debido, sobre todo, a que muchos libros o información son más fáciles de obtener con sistemas electrónicos.

 

Sin embargo, ambos recursos, lejos de ser excluyentes, pueden ser complementarios. En los 80 y 90, se consiguieron avances muy notorios en la informática y la electrónica, y hoy día existe la posibilidad de producir en braille mucho más y de forma más barata. Mediante los programas informáticos complementarios oportunos es posible presentar en braille lo mismo que informáticamente se produce en escritura visual. Hay muchas cosas que para la generalidad de la gente han supuesto una mejora respecto a lo que ya tenían, pero para las personas que no ven muchas de esas innovaciones tecnológicas abren caminos anteriormente vedados. Pensemos, por ejemplo, en la gran cantidad de información que puede almacenarse ahora en CD-ROM, y no digamos en DVD-ROM y en otros medios de almacenamiento muy pequeños, y, generalmente, esas maravillas son accesibles ya para las personas que no ven. Internet nos abre horizontes insospechados a las personas que no vemos. Para los ciegos ya no es una utopía leer el periódico todos los días. Sin embargo, lo cierto es que todas esas innovaciones no eliminan el valor del braille, y más bien contribuyen a reforzar sus méritos. Hoy día, lo ideal es combinar adecuadamente braille y voz en el uso de ordenadores, y, de manera más general, en el manejo de la información.

 

Universalidad del braille

 

Si, por un lado, es minoritario; por otro, hay que reconocerle al braille un carácter auténticamente universal, ya que en la actualidad se usa en todos los idiomas, incluidos el chino, el japonés o el árabe. En los últimos años se ha aplicado también a lenguas más minoritarias, entre ellas, el guaraní, hablado en grandes zonas de Paraguay; el tibetano o el dzongkha, uno de los idiomas oficiales de Bután. En África, el braille ha sido incorporado muy recientemente al kinyarwanda y al kirundi, lenguas oficiales de Ruanda y Burundi, respectivamente.

 

En la aplicación del braille a las diferentes lenguas escritas del mundo jugó un papel de extraordinaria relevancia el Consejo Mundial del Braille creado en el seno de la UNESCO en 1950. Este organismo hizo una labor importantísima tratando de preservar la unidad en aquellos puntos que podían ser comunes a varias lenguas, y contribuyó mucho a que se aplicara el braille a lenguas menos comunes que el inglés, el francés o el español. Su presidente, Sir Clutha Mackenzie, publicó en 1953 «World Braille Usage», una obra en la que se exponen principios generales y están contenidos los alfabetos braille de las distintas lenguas de las que entonces pudo conocerse ese detalle.

 

Posteriormente, el Consejo pasó a depender, primero, del Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos (WCWB) y, más tarde, tras su creación en 1984, de la Unión Mundial de Ciegos. El Comité que lo acogió sufrió tantas transformaciones en los objetivos y en su propio nombre, que el braille quedó englobado en un espectro demasiado amplio. En 2000, en la V Asamblea de la UMC, se creó de nuevo el Consejo Mundial del Braille, cuya labor no será nada sencilla.

La informática ha impulsado el que en las áreas lingüísticas principales y en lenguas concretas se hayan introducido cambios. Esas modificaciones se han llevado a cabo sin tener en cuenta otras lenguas y sin la intervención de una autoridad universal, y la consecuencia es que se ha perdido la unidad en el uso de ciertos signos de puntuación, como, por ejemplo, los paréntesis entre idiomas tan próximos como el francés, el inglés y el español, mientras subsisten muchísimas alternativas para representar la ya popular arroba en las direcciones de correo electrónico. La unificación es para muchos un objetivo deseable, pero difícil cuando supone renunciar a algo que uno considera lo mejor para su propia lengua.

 

 

 

 

Louis Braille (1809-1852)

 

Louis Braille nació el 4 de enero de 1809 en Coupvray, una pequeña localidad situada al este de París.

 

A los tres años de edad, mientras jugaba en el taller de guarnicionero de su padre, se clavó accidentalmente una lezna en un ojo. La infección se extendió al otro y quedó totalmente ciego.

 

A los diez años ingresó en el Instituto para Jóvenes Ciegos de París, que había fundado en 1784 Valentín Haüy. En esa institución permaneció 24 años, primero como alumno y más tarde como profesor.

 

En 1820 conoció el método de escritura nocturna que había desarrollado el capitán Nicolas-Marie-Charles Barbier para el ejército. Braille lo estudió, propuso algunas mejoras y, a partir de él, elaboró su propio sistema, que completó en 1824, cuando tan sólo contaba 15 años de edad.

 

A partir de 1827 ejerció funciones de profesor en el Instituto para Jóvenes Ciegos, en el que impartió clases de gramática, historia, geografía, aritmética, álgebra, geometría, piano y violoncello.

 

En 1829 apareció publicada la primera edición de su método. La segunda, a la que incorporó algunas mejoras, se publicó en 1837 y contenía el método braille tal como lo conocemos hoy día.

 

Braille murió el 6 de enero de 1852, a los 43 años de edad, víctima de tuberculosis. Fue enterrado en Coupvray, donde se conserva su casa natal convertida en museo.

 

En 1952 sus restos fueron trasladados al Panteón de Hombres Ilustres de París, no muy lejos del Instituto de Jóvenes Ciegos donde pasó la mayor parte de su vida.

El Braille y la educación

XI Congresso Brasileiro de Educaçao de Pessoas com Deficiência Visual.

«Educaçâo, formaçâo e práticas pedagógicas: compromisso com a inclusâo».

Associaçâo Brasileira de Educadores de Deficientes Visuais (ABEDEV)

Joâo Pessoa (Paraíba), 31 outubro a 3 de novembro de 2007.

 

XI Congreso Brasileño de Educación de Personas con Deficiencia Visual.

«Educación, formación y práctica pedagógica: compromiso con la inclusión».

Asociación Brasileña de Educadores de Deficientes Visuales (ABEDEV).

Joâo Pessoa (Paraíba), 31 de octubre a 3 de noviembre de 2007.

 

El Braille y la educación

 

Aunque lo ideal sería haber podido estar en persona estos días con ustedes, quiero expresarles mi gratitud sincera por que me hayan permitido dirigirles unas palabras En la mesa redonda a la que me habían invitado a participar.

 

Estoy seguro de que en el plano teórico son muy pocos los que se oponen al aserto de que el Braille, ese sistema de lectoescritura táctil que ya tiene casi doscientos años, continúa siendo para las personas ciegas una herramienta preciosa de acceso y disfrute de la cultura. Ustedes, educadores de niños y jóvenes con discapacidad visual, deben adoptar sin ambages como prioridad absoluta la postura de que este código táctil debe enseñarse a todos los niños que no vean nada o vean muy poco, salvo en aquellos casos en que problemáticas de sensibilidad táctil lo hagan inaccesible. Si los niños tienen resto visual, nos enfrentamos ante situaciones mucho más complejas. En todo caso, el Braille debe ser el principal código de lectoescritura para los niños con discapacidad visual cuando los sistemas visuales no puedan ser útiles en el acceso cotidiano a la información.

 

Los profesores deben procurar que el no ver nada o ver muy poco no se utilice nunca para clasificar a los niños en una injusta gradación de valores. Sin poner en tela de juicio el carácter precioso de la vista, estamos firmemente convencidos de que la valía de una persona no reside precisamente en su capacidad sensorial.

 

Los profesores tienen ante sí una opción nada sencilla cuando un niño va perdiendo paulatina o rápidamente su resto visual y llega incluso a la ceguera completa. No es extraño que ese niño experimente dificultades inmediatas para responder a las exigencias de su plan de estudio, pues la velocidad lectora con el Braille o con cualquier otro código no es una conquista que se lleve a cabo de la noche a la mañana. Tenemos aquí una situación que genera de forma casi natural un privilegio del audio. No obstante, con comprensión y paciencia hay que esforzarse por que el niño asimile bien un código, el Braille, que va a ser muy valioso en su vida de estudio y de trabajo.

 

A la hora de leer materiales, debemos encontrar una convivencia positiva entre el audio y el Braille, pero nunca deben convertirse en herramientas autoexcluyentes.

 

Y eso mismo es válido para el caso de las tecnologías informáticas de la información. A veces, se hace una oposición falsa entre el Braille, que se presenta como una realidad vieja, ya superada, y las posibilidades que se derivan del uso del ordenador, que se exhibe como tecnología de punta.

 

Las nuevas tecnologías permiten ahora, por ejemplo, que en todas partes se produzca material en Braille con gran rapidez y a un costo muy inferior al de antes. Los dispositivos de Braille efímero conectables al ordenador, las denominadas «líneas Braille» constituyen un elemento excelente. Desgraciadamente, su coste elevado hace que esa tecnología resulte totalmente inaccesible en muchas partes. Sin embargo, es indudable que ese Braille efímero representa una simbiosis perfecta con la tecnología punta.

 

El Braille desde un principio, sin duda debido a su carácter claramente diferenciado de los códigos de lectoescritura visual, fue visto por muchos como un factor de segregación y no como un medio para el logro de una auténtica inclusión social. Sin embargo, su genialidad reside en su inequívoca adecuación a las características de la percepción táctil. El éxito de nuestra inclusión social dependerá en realidad de que tengamos buenas oportunidades para asimilar técnicas compensatorias.

 

Hemos de estar alertas a defender el Braille contra los ataques injustos de los que a veces es víctima. Debemos luchar por que su presencia incluyente sea cada día más real en los productos y servicios públicos.

 

En marzo de 1996 en un Foro Mundial de Alfabetización organizado en Montevideo por la Unión Mundial de Ciegos, presenté una comunicación en forma de una carta abierta a Luis Braille. Su último párrafo viene como anillo al dedo para poner un broche final a esta intervención mía.

 

«Al fin y al cabo, sea por el camino que fuere, en una u otra forma, si alguien algún día encuentra algo que supere el sistema que tú propusiste al mundo en 1825, tú, yo y todos nosotros nos alegraremos sobremanera.»

 

Madrid, 24 de octubre de 2007.

 

Pedro A. Zurita

 

Ex Secretario General de la Unión Mundial de Ciegos

El Braille hoy

El braille hoy

 

Por Pedro Zurita

 

 

Implantación del Braille

 

Luis Braille, que nos dejó en 1852, no tuvo la satisfacción de ver en vida el éxito inequívoco de su sencillo y genial invento. Los profesores con vista del Instituto de jóvenes ciegos de París, en el que él estudió y enseñó, pensaban que su sistema se apartaba demasiado de los caracteres visuales, y, por tanto, se podría convertir en un factor de segregación y no en un elemento de integración social.

 

En los Estados Unidos, el código de lectoescritura ideado por Braille no alcanzó su implantación total hasta 1909, pues hubo de competir con otros varios sistemas de surgimiento autóctono, incluido uno basado en la forma de las letras del alfabeto visual inventados siempre por profesores videntes. En ese país, se habló de la guerra de los puntos. En el Reino Unido, surgió, ya en el XIX, el Moon, basado en una simplificación de las formas de las letras visuales, y, si bien pronto allí optaron por el invento de Braille, el Moon de manera muy limitada todavía se emplea hoy. Se considera que es más sencillo su aprendizaje para las personas que pierden la vista de mayores. Objetivamente, pienso que su perduración es un síntoma evidente del tradicionalismo británico.

 

Es cierto que, si no se conocen las características intrínsecas del Braille y no se ha experimentado su uso en la práctica, este sistema, según dije en alguna ocasión, ha corrido un serio riesgo de convertirse en una víctima inocente. No pocas veces, se ha anunciado a bombo y platillo su substitución por innovaciones tecnológicas. En cualquier caso, es indudable que hoy día, hay muchos fenómenos que muestran que tiene buena prensa:

 

– el nombre Braille se eligió hace no mucho para designar a un nuevo asteroide;

 

– un fabricante de joyas en Estados Unidos utiliza el Braille para que determinados adornos adopten formas basadas en las letras del código táctil;

 

– una casa inglesa, Chriskay International, dedicada a la sobreimpresión de tejidos – camisetas, por ejemplo – encontró para el Braille la aplicación de un invento norteamericano, el lextra, y lo transformó en el Lextra Braille®, para la señalización de prendas. En 2002, Benetton, en casi todas partes (aunque, desgraciadamente, no en España) hizo una serie de camisetas con la impresión en Braille de combinaciones de colores visualmente muy atractivos, de su logotipo United Colors of Benetton, o bien del color de la camiseta correspondiente en inglés (blue, white, black, orange…)

 

– Una diseñadora española, Gloria Rodríguez Figueroa, presentó en una pasarela de moda en Barcelona hace unos meses la impresión de Braille en los tejidos y en las etiquetas en la ropa con el mismo objetivo que los promotores del Lextra Braille, o sea, aportar autonomía a las personas ciegas en la elección de sus prendas.

 

– empresas farmacéuticas, de cosmética, artículos de alimentación, distribuidoras de vinos, ofrecen sus productos con inscripciones en braille en la parte exterior. Actualmente, hay una directiva de la Unión Europea que hace obligatorio el que los nuevos ascensores lleven insscripciones identificadoras en Braille, y desde octubre de 2005, el etiquetado en Braille de los medicamentos es igualmente obligatorio en toda la UE.

 

– En 2000, la Unión Mundial de Ciegos, con la cooperación efectiva y generosa del Instituto Canadiense para Ciegos, CNIB, llevó a cabo un concurso bajo el título «el Braille para mí» en el que se premiaron las diez mejores aportaciones. Se han publicado oficialmente las redacciones ganadoras en inglés, francés y español. Se ha editado asimismo una versión en italiano con adiciones que reflejan el modo de implantación de esa iniciativa en Italia.

 

– En 2004, la ONCE en colaboración con el instituto Tecnológico del juguete, AIJU, logró que Famosa, una conocida casa fabricante de juguetes, produjese el Braillín, muñeco basado en un modelo ideado por una profesora argentina de la ciudad de Corrientes, Virginia Araceli Pérez de Vallejo, que obtuvo el primer premio, en el apartado de «material», del XVI concurso de Experiencias Escolares de la ONCE en 2002. El Braillín lleva en su pecho un signo generador con el que los niños pueden aprender jugando a formar los signos del sistema Braille.

 

– El 4 de enero de 2006, cumpleaños de Luis Braille y Jornada Mundial del Braille, Google, el popular buscador de Internet, desplegó su logotipo con las letras del nombre de su firma con signos Braille dotados de puntos de diferentes colores.

 

– El 4 de enero de 2007, la Unión Europea de Ciegos y sus asociaciones miembro en los distintos países conmemoraron la Jornada Mundial del Braille con la convocatoria de un concurso internacional bajo el lema «El influjo del Braille en mi vida» en cooperación con dos entidades japonesas: la firma Onkyo y el semanario en Braille «Tenji Mainichi». En la competición participaron personas ciegas de 19 países y los premios correspondientes se harán públicos en la Asamblea General que el organismo europeo celebrará a finales de octubre de 2007 en Antalya (Turquía).

 

En Francia, en Alemania, en España, en la India, en México, en Colombia, en Costa Rica, etc., se están llevando a cabo aplicando distintas modalidades y con diferente éxito fórmulas con auxilio del Braille para que las personas ciegas puedan emitir de manera autónoma el voto en las consultas electorales públicas.

 

En 2005, en la celebración en la sede de la UNESCO en parís de las lenguas del mundo, se exhibieron el lenguaje de señas de las personas sordas y el Braille.

 

– en Israel, un montaje dramático sobre la vida y la obra de Luis Braille recorrió escuelas para transmitir esta realidad alentadora a todos los niños.

 

Es indudable que esas actitudes favorables representan un avance positivo, pero lo importante en este aspecto es conseguir que esos gestos no se queden sólo en loables símbolos, sino que se transformen en un medio para transmitir información útil;

 

 

Informaciones básicas sobre el Braille

 

Para quienes no conozcan este código de lectoescritura, es oportuno que yo aporte aquí una serie de hechos básicos sobre el mismo. En primer lugar, quisiera señalar que es totalmente errónea, la caracterización, bastante frecuente, del Braille como el lenguaje de los ciegos. El Braille, en realidad, es lisa y llanamente un alfabeto, una forma de representar en la escritura los grafemas de las distintas lenguas. Su arquitectura es sumamente sencilla y lógica. Se basa en la presencia o ausencia de puntos en un signo, que se conoce como signo generador, compuesto por dos columnas paralelas, de tres puntos verticales cada una. Las distintas combinaciones de puntos a partir de esa matriz de seis permiten la consecución de 63 signos diferentes. Ya en la segunda mital del siglo XIX, surgieron códigos que se basan en dos columnas de cuatro en lugar de seis puntos. El primero de éstos fue el código de misicografía para ciegos ideado en España por Gabriel Abreu.

 

Braille encontró su inspiración en la denominada «escritura nocturna«, propuesta por el capitán de artillería, Charles Barbier, que ideó un código táctil para que los militares pudiesen mandarse entre ellos mensajes en la obscuridad de la noche. Barbier pensó lógicamente que este sistema podría también servir para las personas ciegas. No entiendo bien, por cierto, que Charles Barbier haya tenido tan poco reconocimiento histórico, aun cuando, al parecer, él no tuviera una idea muy progresista acerca de las posibilidades de las personas ciegas. Ese prejuicio, por desgracia, todavía lo comparten muchos en distintos grados en todo el mundo. Hace unos años, tuve oportunidad de tener en mis manos distintos modelos de la regleta de Barbier, incluída la que Braille hizo como modificación propia de la propuesta por el militar, cuando visité el museo de la Association Valentin Haüy, de París, y quedé estupefacto al contemplar de manera tangible que allí estaba la infancia del sistema ideado por Luis Braille. Espero con curiosidad la salida a la luz de un libro donde se analizan los intercambios de correspondencia que Charles Barbier mantuvo con el que en aquel momento era director del Instituto de jóvenes ciegos de París.

 

Luis Braille tenía poco más de 10 años cuando conoció el código de Barbier, y, tras devaneos y experimentos, llegó a la genial conclusión de que las dos columnas de seis puntos cada una, el modelo propuesto por Barbier, debían reducirse a dos de tres, pues ese tamaño se adaptaba perfectamente a la percepción de la yema del dedo. Corroboró igualmente que la percepción táctil era significativamente más sensible al punto que a los trazos lineales. Valentin Haüy, unos años antes, había ideado un código basado en la representación en trazos lineales en relieve de las formas de las letras del alfabeto visual. Ese sistema es el que conoció Braille al ingresar en la escuela que Haüy había fundado en 1784. Por otra parte, Braille diseñó un alfabeto que se proponía dar una representación convencional a todos los signos del sistema visual ordinario, superando la limitación del código de Barbier, que pretendía crear una escritura meramente fonética.

 

Braille concibió un código muy lógico: las diez primeras letras consistían en combinaciones empleando únicamente los cuatro puntos de las dos filas superiores del signo generador; las diez siguientes letras eran las mismas con la adición del punto inferior de la columna de la izquierda; las diez siguientes, las mismas pero con la adición de los dos puntos de la fila inferior; y después, la adición únicamente del punto inferior de la columna de la derecha, etc. Los signos de puntuación se representaban con combinaciones de puntos en los que se utilizaban únicamente las dos filas inferiores del generador.

 

La enseñanza del Braille

 

Una de las estrategias importantes para que el Braille muestre fehacientemente sus cualidades es la enseñanza a los niños ciegos de este sistema táctil de lectoescritura desde el momento que a un niño se le enseña un código lectoescritor y a las personas que pierden la vista en edad adulta en su proceso de rehabilitación. Ahora ya no hay dudas en cuanto a la validez del sistema, pero aún de vez en cuando se mezclan problemas actitudinales. Yo mismo contribuí en su momento a que se implantasen estrategias adecuadas para que las personas con un resto visual útil lo aprovecharan al máximo, pero hay algunos que quieren enseñar el código visual a niños o adultos que tienen una disminución visual tal que se beneficiarán mucho más adoptando el Braille como código lectoescritor básico.

 

La opción inclusiva de educación es filosóficamente superior en el plano de la utopía irrenunciable de estar con todos a la segregada, pero he oído en más de una ocasión que esa opción no favorece el que los niños no practiquen bien el Braille. Falta – dicen los que defienden esa tesis- el elemento ambiental que había y hay en las escuelas segregadas. No obstante, en septiembre de 2002, contemplé personalmente una demostración evidente, de que en la integrada ese problema es superable si se tiene una buena idea de las necesidades específicas del niño con disminución visual y las mismas se transforman en aplicaciones positivas en los programas de apoyo.

 

En el caso de las personas que han de asimilar el sistema Braille en la edad adulta, bien porque pierden la vista en esa franja de edad o bien porque no han tenido antes acceso a la alfabetización, hemos de enfrentarnos a una problemática muy distinta. Es cierto que la percepción táctil ya no tiene, generalmente, la misma prestancia que en la infancia, mas también aquí las actitudes de los responsables de la educación de adultos y distribución de libros en formatos alternativos deben ser sumamente equilibradas. En cualquier caso, el conocimiento del Braille siempre será útil para una persona que no ve, y la consecución de objetivos es dinámica y no estática. A lo mejor, algunas veces, no se logra una velocidad de lectura cómoda, pero tendrá siempre valor poder servirse de él para identificar objetos señalizados en Braille.

 

El Braille: ¿opción para una minoría?

 

Si comparamos en cualquier país desarrollado las estadísticas globales de ceguera y las de usuarios efectivos del Braille, la proporción porcentual de estos últimos respecto a los primeros es a todas luces muy pequeña. Ese hecho es innegable, pero yo, que le tengo un amor universalmente reconocido al Braille, no quiero que se apliquen posturas fanáticas. Sí deseo fervientemente que las actitudes de quienes tengan una intervención decisiva en el proceso de transmisión del Braille sean inequívocamente correctas, a fin de que el aprendizaje y uso del Braille no se niegue nunca a quienes puedan convertirlo en su mejor código de lectoescritura o puedan aprenderlo aun con ciertas limitaciones, y no se escatimen medios de enseñanza para que todos sean capaces de alcanzar su máximo nivel relativo de aprovechamiento del sistema.

 

El Braille y las nuevas tecnologías

 

Como decía antes, determinadas actitudes hacia el Braille y la ceguera aún vigentes, están alertas para que cada vez que haya una innovación tecnológica significativa se suelten las campanas al vuelo y se anuncie que el Braille ya ha sido superado.

 

En 1971, se desarrolló en la Universidad de Standford en Estados Unidos, el Optacon, un aparato que permitía mediante el adecuado entrenamiento leer cualquier libro escrito en caracteres visuales. Era, en efecto, un progreso casi revolucionario en el acceso a la información y poseía la innegable cualidad de permitir una captación táctil de las formas de los caracteres visuales. Al difundir la aparición de este ingenio, no era raro leer que el Braille ya era superfluo. Sin embargo, la realidad mostró que, salvo en determinados casos, las velocidadesp de lectura que se conseguían con el Optacon eran demasiado lentas, y no podía convertirse en un cómodo medio de lectura. Era, por otra parte, un sistema de lectura y no de escritura, y esto también constituía un factor importante a tener en cuenta. En cualquier caso, quienes vieron el Optacon y el Braille no como opciones excluyentes y sí como complementarias, aplaudieron sin ambages el valor de este nuevo paso hacia la conquista del acceso a la información escrita por parte de las personas que no ven.

 

En los 80 y 90, se consiguieron avances muy notorios en la informática y la electrónica, y hoy día existe la posibilidad teórica, a menudo traducida en la práctica, de producir mucho más y de forma más barata. Mediante los programas informáticos complementarios oportunos, es posible presentar en Braille lo mismo que informáticamente se saca en escritura visual. Cuando yo estaba en la Secretaría de la Unión Mundial de Ciegos, en la oficina de Madrid esa utopía la habíamos convertido en algo real. Hay muchas cosas que para la generalidad de la gente han supuesto una mejora respecto a lo que ya tenían, pero para las personas que no ven, muchas de esas innovaciones tecnológicas abren caminos hasta entonces vedados. Pensemos, por ejemplo, en la gran cantidad de cosas que pueden almacenarse ahora en CD-ROM, y no digamos en DVD-ROM y en otros medios de almacenamiento muy pequeños, y, generalmente, esas maravillas son accesibles ya para las personas que no ven. Internet nos abre horizontes insospechados a las personas que no vemos. Ya no es una utopía para nosotros leer el periódico todos los días. Es, pues, imperativo que no se ceje en la lucha por conseguir que Internet sea auténticamente accesible para todos, incluidos, por supuesto, los discapacitados visuales. Sin embargo, lo cierto es que esas cosas no eliminan el valor del braille, y más bien contribuyen a reforzar sus méritos. Hoy día, lo ideal es combinar adecuadamente Braille y voz, incluyendo la voz artificial, en el uso de ordenadores, y, de manera más general, en el manejo de la información.

 

Es muy prometedor el anuncio realizado a finales de 2005 de que un equipo de investigación de la Universidad de Tokio tiene ya un prototipo de presentación de Braille mediante el empleo de elementos químicos diferentes. Con ese sistema, la presentación efímera del Braille será más barata y tendrá un tamaño mucho menor.

 

 

 

Universalidad del Braille

 

Afortunadamente, el braille es hoy auténticamente universal; se usa en todos los idiomas, incluidos el chino y el japonés en los que la escritura visual emplea millares de signos, que, en un principio, eran pictogramas que se proponían representar objetos e ideas, pero que ahora en español suelen denominarse caracteres por haber perdido en gran parte su naturaleza figurativa. El braille en esas lenguas tiene, sobre todo, una base fonética. En el japonés, además de los caracteres chinos (kanji), se emplean dos silabarios, katakana y hiragana, con un fundamento fonético. el Braille se basa en el Katakana, que se utiliza en ciertos casos en la escritura ordinaria. No obstante, en las últimas décadas han surgido dos códigos para representar en Braille los caracteres (kanji). Uno de ellos, el kantenji (braille para el kanji) emplea el Braille de ocho puntos y representa convencionalmente a los kanjis mediante un signo braille, o mediante la secuencia de dos e incluso tres. Lo ideó un profesor de la escuela de ciegos de la provincia de osaka, Taiichi Kawakami, en 1969, y su finalidad prioritaria es la producción de libros para ciegos con el kanji. Existen ya varias obras que utilizan este sistema. En 1972, un profesor de una escuela de ciegos en Tokio, Sadao Hasegawa, concibió otro código para el kanji, denominado «roku-ten kanji, basado en el Braille de seis puntos, y en él cada carácter se escribe mediante una secuencia de dos, tres o cuatro signos. Su finalidad es facilitar el aprendizaje de la escritura de los kanjis con el ordenador.

 

En el chino, el Braille se basa en la escritura fonética, el pinyin, que se usa ahora con rango oficial para transcribir palabras chinas, nombres de ciudades y de personas, por ejemplo, y para algunos usos dentro de la escritura china. El Braille está basado en él, pero con numerosas adaptaciones para representar diptongos, otras combinaciones de letras, etc. La escritura china es casi universal, y una persona que hable un idioma de la familia lingüística china, distinto del «putonghua» (lengua común), habitualmente denominada en Occidente Mandarín, podrá leer un escrito en una de esas lenguas. El cantonés. que es el que se habla en la zona de Cantón, particularmente en Hong Kong, tiene una escritura también de caracteres con algunos rasgos formales propios y a veces significados diferentes del Puntonghua. En cambio, las personas ciegas manejan un alfabeto fonético, y, por tanto, es diferente para cada lengua de la familia china. Según lo que nosotros sabemos, en chino no se ha sugerido aún ningún código para poner los caracteres en Braille. Es indudable que su desconocimiento constituye una laguna cultural importante. En mi aprendizaje del chino, utilizo por ahora el alfabeto fonético oficial, con algunos presignos que yo mismo he ideado para los tonos, mas tengo intención de conocer la forma en relieve de algunos caracteres. Poseo ya la reproducción en relieve de los caracteres de la palabra crisis, que comprende dos elementos: uno que significa «peligro» y otro, «oportunidad».

 

En árabe, a principios de los cincuenta del siglo XX, se adoptó para el Braille la escritura de izquierda a derecha de las lenguas que usan el alfabeto latino en lugar de seguir intentando adoptar la escritura de derecha a izquierda vigente en la escritura árabe visual. Hay sílabas que, salvo en el Corán y en los manuales de los primeros grados escolares, no se ponen gráficamente. En los casos en que sí se escriben, en tinta se indican mediante supersignos en las consonantes correspondietnes, y en Braille se utilizan los signos vocálicos como en las lenguas de alfabeto no árabe. El Ministerio de educación de Arabia Saudita logró que en 2003 se adoptase un código braille unificado para todo el mundo árabe de la escritura literal, de la estenografía y de las notaciones matemática e informática.

 

Los idiomas de los que yo he tenido noticias a los que el braille se ha aplicado muy recientemente son el guaraní, hablado mucho en Paraguay, el idioma oficial de Bután, el tibetano y las lenguas de Ruanda y Burundi. Estas dos últimas, excepcionalmente en África, son habladas como lenguas nacionales en cada uno de esos dos países. En los últimos años, ha habido cambios en las áreas lingüísticas hispano-portuguesa, inglesa, alemana, francesa, etc.

 

El día 23 de septiembre de 2002, en el CIDAT de la ONCE, celebramos una experiencia increíble de mezcla del Braille con las novísimas tecnologías: mediante videoconferencia fue posible escuchar y ver la lectura de textos desde sus respectivos países en chino mandarín, cantonés, malayo, tailandés, afrikaans y sepedi de Suráfrica, noruego, alemán, francés, portugués, italiano, quichua y español.

 

El Consejo Mundial del Braille

 

En el tiempo que estaba en la Secretaría de la Unión Mundial de Ciegos, viví siempre como una carencia lamentable que hace varios años dejara de existir el Consejo Mundial del Braille, que la UNESCO creó a principios de los cincuenta y se benefició del entusiasmo de los primeros años de existencia de esa organización intergubernamental. Hizo una labor importantísima en preservar la unidad en aquellos puntos que podían ser comunes a varias lenguas, y contribuyó mucho a que se aplicara el braille a lenguas menos comunes que el inglés, el francés o el español. Su presidente, Sir Clutha Mackenzie, publicó en 1953, el «World Braille Usage, obra magnífica, que en 1954 la UNESCO editó asimismo en español bajo el título «La escritura Braille en el Mundo», donde se exponen principios generales y están contenidos los alfabetos braille de las distintas lenguas de las que entonces pudo conocerse ese detalle. Tengo conocimiento de que ese libro apareció también, al menos, en francés. En 1990, la UNESCO, a través del Servicio Nacional de Bibliotecas para personas ciegas y otras con dificultades de acceso a la letra impresa (NLS) de la Biblioteca del Congreso, en Washington, sacó una segunda versión dde World Braille Usage, que se proponía ser una actualización de la primera edición, pero que desgraciadamente carece del rigor y valor indudable de la obra original. La Asociación Valentin Haüy (AVH), de París publicó una traducción francesa. No obstante, no se estimó oportuno efectuar una edición en español de la actualización hecha en Estados Unidos..

 

Posteriormente, el Consejo fue subsumido, primero en el Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos (WCWB), y luego, tras su creación en 1984, en la Unión Mundial de Ciegos. El Comité que lo acogió sufrió tantas transformaciones en los objetivos, y en su propio nombre, que el braille quedó englobado en un espectro demasiado amplio. En 2000, en la V Asamblea de la UMC, se creaba de nuevo el Consejo Mundial del Braille. Ese Consejo está aún dando sus primeros pasos en su constitución. Su labor no será nada sencilla. La informática ha impulsado a que en las áreas lingüísticas principales y en lenguas concretas se hayan introducido cambios. Esas modificaciones se han llevado a cabo sin tener en cuenta a otras lenguas, y sin la intervención de una autoridad universal, y la consecuencia es que ahora se ha perdido la unidad en el uso de ciertos signos de puntuación, como los paréntesis, por ejemplo, entre idiomas tan próximos como el francés, el inglés y el español. Hay muchísimas alternativas para representar la ahora popular arroba en las direcciones de correo electrónico.

 

La unificación en teoría es un objetivo deseable para muchos, pero una consecución compleja cuando supone renunciar a algo que uno considera lo mejor para su lengua propia.

 

Conclusión

 

No queremos ocultar las dificultades e inconvenientes del braille, pero hemos de defender con ahínco que es un medio muy valioso para todos aquellos que puedan servirse positivamente de él. En los últimos años, en casi todos los estados de los Estados Unidos de América, su aprendizaje y su uso se han convertido en un derecho gracias a las leyes de alfabetización Braille. Además, en ese país, se han aprobado recientemente disposiciones legales referentes a los derechos de autor para eliminar todo tipo de restricciones en la producción y abastecimiento de materiales en braille. Se está luchando a fin de que en todas partes la producción de materiales en braille sea un derecho inalienable y no quede en ningún caso a merced del capricho de los que ostentan los derechos de autor de una obra determinada.

 

Un día, tuve la loca idea de escribirle una carta a Luis Braille, que presenté como comunicación un tanto insólita a un Foro Mundial de Alfabetización de la Unión Mundial de Ciegos, en marzo de 1996 en Uruguay. La idea que manifestaba al final de aquella carta sirve para poner broche de oro a este trabajo:

 

«Si algún día, por el medio que sea, alguien inventa algo que realmente supera el braille, Luis Braille, todos los que valoran esta combinación mágica de puntos y yo mismo nos alegraremos sobremanera.»

 

(Versión del 9 de febrero de 2007)

 

 

 

 

 

 

El Braille en el mundo

 

Conferencia Iberoamericana del Braille

14-17 de septiembre de 1999

El Braille en el mundo

 

Por Pedro Zurita

 

 

1. El Braille hoy

 

Es un halagüeño síntoma de la universalidad del Braille el que su empleo se extienda realmente a todo el mundo. La preocupación por fomentar su uso es general, y cada día más en muchas partes se emplea el Braille para favorecer la accesibilidad. En ciertos países, se utiliza para señalizar ascensores; en otros, hay envases de medicamentos que llevan una inscripción en Braille con el nombre del producto que contienen (en esta Conferencia hemos tenido conocimiento de una experiencia argentina en ese sentido que va mucho más allá de lo simbólico); uno puede sorprenderse al topar en una tienda de vinos con que una botella está provista de un cartel en relieve en el que pueden leerse datos fundamentales sobre el precioso líquido… Podríamos seguir esta presentación optimista y afirmar que a un cierto nivel han desaparecido las actitudes negativas hacia el Braille. No obstante, no todo es oro lo que reluce.

 

Que quede diáfanamente claro que estimamos que es un progreso significativo que en las personas con disminución visual, su capacidad visual residual merezca una atención diferenciada importante. Sin embargo, estimamos que es muy negativo el que todavía continúen exhibiéndose filosofías erróneas ante la dificultad de elegir el código de lectoescritura principal para determinadas personas con una disminución visual muy grande. Es obvio que muchos piensan que ver mal es cualitativamente superior a no ver nada, y se resisten a recomendar el Braille a personas que hay indicios serios de que su código lectoescritor principal pueda ser el Braille. El sistema táctil se percibe como negativo, y su uso como un cierto fracaso. Ante un caso como ése, sin vergüenza, la introducción del Braille ha de ser la opción a seguir.

 

2. El Consejo Mundial del Braille

 

Dejaré el año que viene la Secretaría de la UMC con el pesar de que no contemos con ningún organismo mundial que pueda tratar cuestiones relacionadas con el Braille. Soy consciente de que la resolución del asunto no es sencilla, y a nadie culpo por esta grave insuficiencia. En los años 50, la UNESCO creó una estructura de esa naturaleza, y la labor que la misma llevó a cabo fue muy encomiable. Más adelante, ese Consejo quedó subsumido en otros órganos del Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos, una de las organizaciones que se autodisolvió para crear la UMC.

 

Lo cierto es que necesitaríamos contar con una estructura que trabajara por la unificación de códigos utilizables en todas las áreas lingüísticas, y al que se pudiera acudir para obtener cierta información fundamental. Esa entidad tendría también la misión de velar por el cumplimiento de determinados principios que han de respetar todos los códigos.

 

La dificultad es que este organismo necesitaría recursos, y que de él deben formar parte personas con una visión amplia (aunque sean ciegos) y con competencias lingüísticas y un buen dominio de todos los recursos del Braille. Cuando haya una conciencia clara sobre su necesidad, estoy convencido de que con la oportuna implicación de todas las organizaciones que tienen interés en este asunto, el encuentro de una solución es viable. Es evidente que se precisará disponer de una oficina permanente eficaz, y en el mundo hay personas en distintas áreas lingüísticas con capacidad suficiente para cooperar con esa estructura.

 

Es muy probable que tengamos que empezar otorgando al Consejo únicamente una función asesora, y pronto su actuación justificará su transformación en una verdadera autoridad mundial del Braille.

 

Ya hubo intentos para unificar la multiplicidad de códigos Braille científicos, pero los trabajos no culminaron con éxito. Modestamente, creo que esa labor unificadora no debe ponerse en manos de los creadores de códigos concretos, pues es muy probable que piensen que lo suyo es lo mejor. Si aplicáramos de nuevo esa estrategia, no es de extrañar que el resultado vuelva a ser la creación de otro código más, que no sea aceptado como la opción auténticamente unificada. En el empeño, han de participar personas con mentalidad abierta y bien conscientes de las ventajas que tendría el que en todos los países utilizásemos un código básicamente igual. Estudiantes y profesionales nunca quedarían suficientemente agradecidos a ese logro.

 

El Alfabeto Fonético Internacional, en su versión Braille, precisa ser actualizado y, consecuentemente, revisado. Una tarea más en que la intervención del Consejo será esencial.

 

Los días 28 y 29 de agosto se reunió en Estocolmo (Suecia) el Comité de Alfabetización de la UMC, y los días 31 de agosto y 1 de septiembre hubo en ese mismo lugar un encuentro del Ejecutivo de la UMC. A propuesta del Comité de Alfabetización, el Ejecutivo adoptó la resolución que se forme un grupo de trabajo para estudiar la creación de ese Consejo Mundial del Braille.

 

En esa misma reunión del ejecutivo, se acordó también formar una comisión que prepare una resolución para la V Asamblea General de la UMC cuyo objetivo sea crear una Jornada Mundial del Braille.

 

3. El Braille de 8 puntos y la notación musical

 

Quienes emplean líneas Braille o impresoras saben que hay muchas tablas, y, naturalmente, es lógico que aspiremos a que haya un código unificado del Braille de 6 y 8 puntos. A muchos les sorprenderá que la ISO (la Organización Internacional de Normalización) está trabajando en la elaboración de un código de Braille de 8 puntos, y, a tal efecto, tiene designado un comité sobre la materia. Esta iniciativa se basa en un proyecto que surgió en Alemania, y que contó en un principio con el apoyo de la Unión Europea de Ciegos. En los últimos días, hice un esfuerzo por indagar este asunto, y logré ponerme en contacto con la persona que abandera esa iniciativa, quien me ha mandado inmediatamente las tablas que están propuestas en ISO. Es obvio que esas tablas merecen ser conocidas en todas las áreas lingüísticas, incluida la española y portuguesa. Se están realizando las oportunas labores para traducirlas, reproducirlas y difundirlas.

 

Aunque no se conozca suficientemente, es sumamente positivo el hecho de que un grupo internacional haya elaborado un nuevo código internacional de musicografía Braille, y en julio de 1996 en Amsterdam (Holanda) se llevó a cabo la ceremonia de lanzamiento de la versión en tinta y en inglés de dicho manual. Posteriormente, han aparecido versiones en otras lenguas. En España, ya se dispone de una traducción española, de la que existen versiones en tinta y en Braille. En este seminario la musicografía ha sido objeto de tratamiento. Es obvio que ese nuevo manual merece ser difundido, y hemos de ser firmes en el empeño de que esa unificación se aplique verdaderamente en todas partes.

 

Ese trabajo ha sido llevado a cabo por el Subcomité de Musicografía del Comité de Alfabetización de la UMC.

 

4. El Braille en áreas lingüísticas

 

Si bien a nivel mundial sólo tenemos noticias de lo que se está efectuando en el campo de la musicografía y el código de 8 puntos en el marco de la ISO, es grande la actividad en varias áreas lingüísticas. En los últimos años, aparte del quehacer en este sentido en las áreas de habla española y portuguesa, los países de habla inglesa han llegado a constituir una organización, el Consejo del Braille Inglés, que de forma tangible está promoviendo cooperación entre países clave, cuya influencia en el mundo no es indiferente. En este momento, el proyecto primordial que les ocupa es la elaboración del denominado código unificado. La idea es que entre los distintos códigos especializados, como el científico, el informático, el musicográfico, etc., se supere la total disparidad existente ahora, y se adopten signografías que posean un gran núcleo común.

 

Ciertas organizaciones de países europeos de lengua francesa y los francófonos de Canadá han promovido el establecimiento de una Autoridad Braille del Francés, y en fecha reciente han acordado cambios en la signografía literal.

 

Los países de lengua alemana cuentan asimismo con mecanismos de cooperación, y hace muy poco han aprobado una pequeña reforma del código.

 

En el caso de la aplicación del Braille al chino, el problema fundamental consiste en la imposibilidad de aplicar el Braille al sistema de escritura en tinta, compuesto por varios miles de caracteres, que es ideográfico, o sea, que los signos representan conceptos, objetos, etc. El Braille desde el principio en esa lengua se basó en sistemas fundamentalmente fonéticos, muy próximos al sistema pinyin de transcripción de las palabras chinas en alfabeto latino, que se reformó en los últimos años, y que supuso que al que normalmente nosotros conocíamos como Mao Tse Tung, se escriba ahora en alfabeto latino Mao Zedong. En los últimos años, la República Popular China, Hong Kong, Taiwan, y últimamente Singapur, han puesto en marcha mecanismos de colaboración. En este momento en China se ha introducido un código nuevo, que representa con más exactitud la realidad tonal del idioma y otros aspectos; pero los habituados al viejo código comprensiblemente se resisten al cambio.

 

Sé que en los países árabes en los años 50 la UNESCO implantó criterios unificadores, pero en los últimos años la evolución no ha sido totalmente paralela en todos los países que hablan ese idioma. Hay un intento actualmente para que se unifiquen los distintos códigos especializados (matemáticas, estenografía, informática, etc…). Cuando se intentó aplicar un enfoque unificador al Braille árabe, se adoptó, por ejemplo, la decisión de que la lectura táctil se hiciera de izquierda a derecha, como sucede en otras lenguas, pero justo lo contrario de lo que en esa lengua se aplica en la escritura ordinaria.

 

5. El Braille en otras lenguas

 

Tengo noticias de que bastante recientemente el Braille se introdujo en Paraguay para el guaraní, en Ruanda y en Bhutan, y los aires de cambio para adaptarse a las realidades nuevas de la informática llegan a países tan dispares como Italia e Indonesia. En Italia, han publicado hace poco un nuevo código Braille, y en las últimas semanas he sabido que en Indonesia, una conferencia de una de las organizaciones principales en ese país, Pertuni, adoptó la decisión de incluir la revisión del Braille entre las actuaciones prioritarias en un próximo futuro.

 

6. Conclusión

 

Contrariamente a lo que algunos predijeron, la moderna tecnología se ha convertido en un precioso amigo del Braille. Personalmente, por ejemplo, cada día leo más cosas utilizando una línea Braille informática, y en mi oficina podemos producir una versión Braille prácticamente de todos los documentos que originamos, valiéndonos al efecto de una impresora Braille conectada a nuestro equipo informático básico o efectuando copias en disquete legibles con ordenador o anotadores electrónicos. Ahora surgen pequeñas unidades de producción Braille en muchas partes.

 

La posición del Braille brinda sobrados motivos para el optimismo. No obstante, debemos luchar sin ambages por que se eliminen todos los prejuicios negativos que haya y el vicio en el que se incurre a veces de desanimar a ciertas personas a que aprendan el sistema, porque no les va a ser útil. Desde la perspectiva de una organización como la UMC, no podemos limitarnos a contemplar con brazos cruzados la realidad dinámica que tenemos en torno a nosotros. Pese a las dificultades que su constitución y su mantenimiento entrañan, debemos trabajar seriamente por el objetivo de reinstaurar un Consejo Mundial del Braille, que sea realmente eficaz y que responda a las expectativas primordiales que de él se tienen.

 

Una voz en favor de esta idea procedente de este foro sólo podrá tener efectos positivos.